sábado, 19 de enero de 2013

Capítulo 15: Una cicatriz muy particular.


Hola, ¿estábais esperando a la bloggera más guay de la red? "Pues sentimos informarle que NO se encuentra escribiendo esta entrada, deje su mensaje después de oír la señal. PIIII". Quiero aclarar de que tengo que soltar una parrafada antes del capítulo, así que perdón de antemano: a) La foto (aparte de porque me encanta esa tarta), la he puesto porque es el cumpleaños de Kathleen y, además, el blog también está de cumple; ¡Hace seis meses que empecé con esta historia! Sí, aunque seáis pocos mis lectores, al menos existís, y nunca tendré vida para agradeceros que me leáis, sigáis, y además que os guste*-* b) Puede que el capítulo os parezca un poco superficial, o incluso que está de relleno. Y quizás estéis en lo cierto, porque imagino que a la historia le quedarán como otros quince capítulos (aunque trataré de no hacer capítulos muy pesados por alargarla, prometido). Sin embargo, confiad en mí que este capítulo es como una introducción a todos los acontecimientos que se van a desencadenar muajajaja, y que aunque parezcan pocos capítulos, todavía van a pasar muchas cosas... c) Agradecería mucho si me comentarais, quiero oír todo tipo de críticas:) d) Por último, no es por tener favoritismos ni nada, pero quiero dedicar especialmente este capítulo a April, porque creo que al ser swiftie como yo, disfrutará con la canción del capítulo. NADA MÁS, UN BESO Y ME DESPIDO :3 ¡DISFRUTADLO!
"-Vamos, vamos, vamos- gritaba el cirujano.
-Ah, ah, ah, ah.
Los gritos de la joven mujer, en pleno parto, inundaban la sala de operaciones. La enfermera y la matrona, mientras asistían el parto, podían ver cuán complicado se estaba poniendo el asunto.
-Mucha carrera tendrá la Eminencia, pero como siga atendiendo el nacimiento así, morirán la madre y la criatura- le susurró una a otra; la preocupación impresa en sus semblantes.
-¡Ya llega!
Un último empujón, más gritos de dolor, sangre, y por fin se escuchó el sonido del llanto de un bebé. El médico lo tomó entre sus brazos y lo elevó. Estaba manchado de sangre, y se encogía a causa de los sollozos, pero aún así era un hermoso bebé, de piel sonrosada y diminuta nariz. La jovencísima muchacha que se encontraba sobre la camilla suspiró, aliviada.
-Eh, Lucinda, Angelique- llamó el médico a las dos enfermeras- quedaos aquí, limpiad a la madre y cosedla, está grave. Yo tengo que ir a lavar al bebé.
-Doctor, yo creo que...- comenzó la mujer más mayor, también la más rechoncha y morena.
-Chhhhst, aquí el que entiende soy yo- la silenció llevándose un dedo sobre los labios (o, en su defecto, sobre la mascarilla)- sigan con lo suyo- les hizo un gesto con la mano y salió de la habitación con el bebé en brazos.
Cuando se encontraba en el pasillo, se quitó la mascarilla y miró, de forma malévola y retorcida al bebé, que seguía con los ojos cerrados llorando.
-Ya eres mío, bola de carne. Al menos tener un amigo que falsifica títulos de carreras ha servido para algo. Si no- su tono de voz se volvió mucho más oscuro- no sé cómo habría logrado robarte sin que la niñata de tu madre se diera cuenta."
La terrible visión, acompañada con la continua imagen de los oscuros e intimidantes ojos del doctor, había estado todo el resto del día persiguiendo a Kathleen, incluido en sus sueños.
De alguna forma, que alguien la estuviera zarandeando y sacando de su profunda pesadilla, resultaba un alivio. Abrió los ojos, y se encontró con dos sonrientes caras mirándola.
-¡FELIZ CUMPLEAÑOS!- chillaron.
Kath se sobresaltó y se levantó de la cama entre risas. Sissie y Vanessa se habían puesto unos absurdos gorros de cumpleaños, los típicos de forma cónica y colores fosforescentes, y llevaban pitos y panderetas.
Detrás, tumbada sobre la silla y con otro gorro a conjunto, estaba Abby. Cuando se percató que Kath la estaba mirando, cambió su aspecto aburrido, y empezó a cantar:
-¡Que tengas felices fiestas, que tengas felices fiestas, y año nuevo también!- acompañaba su tarareo con un toque de palmas irregular y fuera de tiempo- o, espera, ¿eso no era un villancico? Es que yo nunca me he aclarado con esto de las canciones populares.
Todas rieron. Kathleen estaba bastante sorprendida; su gótica compañera de cuarto parecía hasta simpática. "Quizás sea simplemente porque es mi cumpleaños", quiso pensar.
-Bueno, tenemos una cosita especial para ti...- la sacó de sus pensamientos Vanessa.
Sissie asintió, y ambas se volvieron y cogieron un gran pastel de chocolate, con mermelada y flores de azúcar por encima. Dos velas, una de 1 y otra de 6, estaban encendidas.
-Cumpleaños feliz, cumpleaños feliz, te deseamos todas...
-¡Un 25 de diciembre, Fun, Fun, Fun! Ah, no, tampoco... ¿A quién se le ocurre nacer en Navidad, eh?- Abby sonrió y se acercó.
Kath sopló las vela.
-Toma- Sissie y Vanessa le tendieron dos pequeños regalos.
-Eh, yo también.
Cuando fue a coger el regalo de Abby, algo la sobresaltó. La manga de su sudadera se levantó instantáneamente, y pudo vislumbrar una especie de ocho en horizontal.
-¿Qué es eso, Abby?- le tomó la mano y la miró a los ojos. Las azules perlas de la pelirroja se oscurecieron, sus pecas se colorearon de rojo.
-Nada que a ti te importe. ¿Esto qué es? ¿Una celebración de cumpleaños o un polígrafo?
Se zafó de la mano de Kathleen, que la había sujetado con fuerza por la muñeca.
-Adiós, ojos de moco- dijo con maldad, y salió de la habitación.
-Pues a Abby no le pega ser hipster.
-¿De qué hablas, Sissie?- preguntó Vanessa.
-Oh, ya sabes, eso de pintarse un símbolo de infinito en la muñeca suelen hacerlo las chicas hipsters.
-Sí, ya- Kathleen estaba distraída, pensando.
No era un tatuaje, no, claro. Aquel símbolo de infinito estaba como hecho en la piel. Era como una herida, como si alguien hubiese perfilado aquella cicatriz a conciencia. ¿Qué podía significar? ¿Es que Abby pertenecía a una secta o algo así? ¿O había alguien maltratándola, y por eso tenía ese agrio carácter?
Dejó sus cavilaciones, y siguió a sus otras amigas, que le habían planeado un verdadero cumpleaños.
La Navidad estaba empezando a dejarse ver en Londres. Los primeros copos de nieve se cernían sobre las paredes del Internado Brotherhood.
En su interior, sin embargo, era un popurrí de gente, todos ocupados en preparar la sala de actos para el gran evento de final de año, el concurso de talentos.
Keegan y Jay se encontraban enfrascados en montar el tendido eléctrico, con Callum comprobando el correcto funcionamiento de la mesa de mezclas.
-Probad a conectar este cable en aquel alargador- Callum les iba señalando.
Entonces hicieron acto de presencia en la sala las chicas.
-¡Hola!- chilló Sissie, al llegar a su altura.
-Hola, ¿y Abby?- por mucho que Callum lo intentara, su "cuelgue" por la pelirroja era más que evidente.
-No ha querido venir.
-Ah. Por cierto, felicidades, Kath.
-¡Eso!- Keegan saltó de la escalera y corrió a la altura de las chicas. Le dio un corto beso a Sissie y se fundió en un fuerte abrazo con Kathleen- ¡Felicidades, artista! ¡Jay, no seas soso y baja!
Jay bajó, y se quedó a la distancia prudencial, sonriendo tímidamente.
-Feliz cumpleaños, ojos verdes.
-Gracias, rubiales.
Las sonrisas cómplices y las miradas cariñosas eran evidentes para todos los presentes, los que, siguiendo la señal de Keegan, se retiraron un poco para dejarlos solos.
-Y, bueno...
-Señorito Dennison, ¿ha terminado con el tendido eléctrico?- la irritante voz de pito de la prefecta Ida resonaba por detrás del escenario- pues venga aquí y ayúdeme a colgar estos carteles.
-Luego nos vemos.
-Sí, adiós, Jay- le devolvió una sonrisa triste.
                                                             -o-
-Buenas tardes, queridos alumnos, un año más estamos aquí para presentar nuestro famoso concurso de talentos. Agradecemos a todos los participantes y al jurado, integrado por nuestra prefecta, Doña Ida Applewhite-, nuestra bibliotecaria, Doña Margaret Barrett; nuestra profesora de Física y Química, Doña Agatha O'Connell; nuestro profesor de Historia, Don Agustus McDonald, y yo mismo.
El discurso de don Warwick estaba aburriendo y provocando el sueño a la mayoría de los presentes. Cuando se subió el primer participante, un chico delgaducho de primer año, casi todos los alumnos estaban ya en otra cosa.
Las actuaciones no mejoraron mucho: Callum hizo un número de malabarismos, aunque se le cayeron dos de las tres pelotas; y una actuación como ventrílocuo, aunque se notaba que tenía poca práctica. Louis cantó un rap compuesto por él y dedicado al Internado, que ni siquiera rimaba. Un grupo de niñas de segundo año lo intentaron con un baile flamenco, aunque tampoco se pareció en nada al original español. Subieron Keegan y Jay al escenario. Iban vestidos con esmoquins, sombreros y gafas de sol negras al estilo Ray-Ban, y cantaron "Soul Man".*
I'm a soul maaaaaaan
-Creo que es lo primero decente de la noche- le susurró Vanessa a Kath.
En efecto, lo hicieron francamente bien. La siguiente en subir al escenario fue Abby. Se había recogido el pelo en un alto moño, que se veía especialmente naranja por la luz de los focos; llevaba un mono pegado y de color azul noche, que resaltaba su figura. "Aunque esté mal admitirlo, va guapa", pensaron Louis y todos los chicos presentes. Y también actuó bien: su número de gimnasia rítmica, al sonido de una canción de Alicia Keys, dejó sin respiración a la mayor parte del público masculino.
Tras ella, subieron Sissie, Vanessa y Lorianne, una chica del último curso; todas conjuntadas con un maillot gris y un tutú rosa claro, a juego con sus zapatillas y la flor que prendía de sus pelos.
-¿Por qué no bailas tú con ellas?- se acercó Keegan a Kathleen.
-Yo no sé ballet, ya sabes, eso es algo que hace más la gente que no está cambiando continuamente de familia.
Keegan se volvió y siguió mirando el espectáculo. Su actuación del "Lago de los Cisnes" era grácil y a la vez hermosa. Parecía que estaban volando en el aire.
Después pasaron bastantes más concursantes. Cuando el director pronunció el nombre de "Kathleen Gray", casi todos estaban mareados de tanta música.
Kathleen subió el escenario temblorosa, el pelo rizado cayéndole en tirabuzones sobre los hombros. Llevaba un precioso vestido blanco, con un bordado de lentejuelas en la parte superior del pecho; y unos tacones plateados. Sin embargo, apenas iba maquillada. Bajo aquella luz blanca, parecía un ángel en mitad del cielo, o así lo sintió Jay.
La música pop comenzó a sonar, y Kath agarró el micrófono.**
La forma en que te mueves es como una tormenta,
y yo soy como una casa de naipes
Sus movimientos eran rápidos, precisos, pero perfectos. Parecía que habían hecho el escenario a medida para ella.
Déjalo todo ahora,
encuéntrame en la lluvia torrencial,
bésame en la acera, llévate lejos el dolor
Jay no podía apartar los ojos de ella, de su cuerpo, de su voz. Y Kath tampoco es que disimulara mucho hacia qué persona de la sala estaba mirando.
-Campeón, claramente te está mirando.
-¿Qué dices, Keegan?- se volvió hacia su amigo, el rubor subiendo por sus mejillas.
-Mírala, y lo comprobarás.
Porque he visto chispas volar
cada vez que sonríes
Sus claros ojos verdes sostuvieron la mirada de Jay mientras cantaba toda esa estrofa.
-Vale, me equivocaba- volvió a la carga Keegan- te está mirando porque te está cantando.
-¿Qué?- las mejillas seguían aumentando de color, suerte que la oscuridad las disimulaba un poco.
-Eh, amigo- le palmeó la espalda- no hay que ser muy listo. Te está cantando lo que siente por ti. Creo que es hora de que te lances a por ella.
-Keegan...
-No, hermano, no me saltes con el condenado de Plassmeyer y toda la reunión. Si quieres ir a por ella, hazlo de una maldita vez.
La actuación finalizó, y con ella llegó el estallido de una multitud en eufóricos aplausos.
-Bueno- subió el director al escenario- creo que tanto el jurado como ustedes tenemos un claro favorito- alzó la mano de Kath- ¡Kathleen Gray, la ganadora del XX Certamen de Talentos!
Kath bajó nerviosa y emocionada. Era la primera vez en su vida que cantaba delante de todo ese público, y la primera que a alguien le gustaba lo que hacía.
Casi no escuchaba cuando anunciaron a Keegan y Jay en tercer lugar, y a Abby en segundo.
-Awwwwwwww- le gritó al oído Sissie mientras la estrujaba contra su pecho- ¡Enhorabuena amiga! Vamos, tenemos que cambiar para el final de la mejor noche de tu vida.
Kath sonrió y se marchó feliz corriendo con sus amigas.
Jay, que las estaba observando, estuvo tentado de salir tras suya, a felicitarla, cuando una mano se posó sobre su hombro. Se volvió y encontró la mirada avellana de Margaret.
-Enhorabuena, Jay- comenzó.
-Gracias, Margaret. ¿Quieres algo?
-No... Bueno, sí- titubeó, la indecisión en sus ojos- como sabrás, ahora en vacaciones de Navidad todos los chicos se marchan del Internado con sus familias.
-Yo no- le respondió con un deje de tristeza.
-Sí, bueno, ésa era la cuestión. He pensado que Kathleen y tú podíais veniros a mi casa. Yo tampoco tengo familia para celebrar la Navidad.
Jay la miró sorprendido. ¿Irse a casa de la bibliotecaria en Navidad? Sonaba todo muy extraño, aunque, si era cierto que la mujer no tenía familia...
-Muchas gracias, hablaré con Kathleen y ya te diremos lo que sea- le respondió con una sonrisa.
Margaret se abalanzó sobre él y le dio un abrazo.
-Estupendo. Buena suerte, querido Jay.
Y se marchó.
Hoy estaban ocurriendo demasiadas cosas.
Jay decidió ir a cambiarse, y bajar al cumpleaños: se puso una camisa celeste cielo con coderas, unos pantalones rojos y una americana, y bajó al salón de reuniones de las chicas.
Si hay algo que Sissie y Vanessa hacían bien, sin duda, era montar fiestas. El salón estaba entero decorado con telas y globos rosas y dorados. Las mesas estaban engalanadas con manteles y centros de flores, y los apetitosos dulces de colores llenaban la vista de todos los presentes. El rubiales se acercó a una mesa y tomó una magdalena de color frambuesa, rellena con crema de chocolate.
-Ey, hola.
Se volvió y se encontró con una sonriente Abby. Llevaba el mismo moño que en su actuación, pero se había cambiado el mono azul noche por una blusa verde manzana y una falda negra, al igual que sus plataformas.
-Hola. ¿Y las demás?
-Oh, ya sabes... Por ahí- señaló la multitud que bailaba y charlaba- sólo quería decirte que...
-Eh, venga, venid que Kathleen va a soplar las velas- los apremió una chica castaña de último año.
Se acercaron y, en efecto, en medio de aquella multitud, estaba Kath. Llevaba un vestido de muselina de color beige y el pelo recogido en un fino tocado.
Todos empezaron a cantarle cumpleaños feliz, y ella sopló las velas de aquella enorme tarta de colores. Su aspecto irradiaba felicidad.
Todos se levantaron y comenzaron a bailar. Callum estaba intentando llamar la atención de Abby, que se encontraba sumida en una interesante conversación con Louis. Al final terminó bailando con Vanessa.
Keegan se acercó a Jay, de la mano de Sissie, que iba muy guapa con una falda de lentejuelas negra.
-Campeón, allí tienes a tu Julieta. No lo estropees, Romeo- le guiñaron un ojo y ambos se fueron felices a bailar entre la multitud.
Jay se aclaró la garganta y comenzó a caminar con paso indeciso hacia Kathy, que estaba tomando un vaso con Coca-Cola.
-Hola, Kath.
-Hola, Jay. Enhorabuena por haber quedado terceros en el concurso- le dedicó una bonita sonrisa.
-Gracias, pero a la que deberíamos darle la enhorabuena es a ti. Uau, no esperaba que cantaras tan bien.
-Ejem, gracias- se puso un mechón de pelo tras las orejas, y lo miró, tímida- estás... uhm... Muy guapo.
-No más que tú. Oye, verás, Kathy, que había estado pensando que, uhm...
Aquel había sido el cumpleaños- y también el día- más feliz que Kathleen podía recordar. Por primera vez se sentía apreciada, y eso la hacía emocionarse. Aquella emoción de que todo le salía bien, la hacía dudar sobre si intentar la única cosa que de verdad deseaba, que de verdad anhelaba... Y que estaba delante suya intentando pedirle algo. Su tentación por acercarse y rozarle la mano aumentaba por momentos. Sí, lo haría. Hasta que...
-Señorita Gray.- la sorprendió una voz de pito por la espalda. Eran Ida y Margaret, la primera con una sonrisa maliciosa y la segunda aparentemente preocupada- Felicidades.
-Eh... ¿Gracias?
-Sí, bueno, ¿no le ha comentado el señor Dennison el plan de Navidad?
Margaret miró a Jay, la alerta se podía hasta tocar en su rostro.
-Eh... No.
-Ustedes deberán permanecer aquí en Navidad. El director, que cena aquí en el salón de actos en Navidad con su familia, los quiere invitar a cenar con ellos; quiere estudiarles a ustedes y sus habilidades más de cerca durante estas fiestas.
-Yo no sabía nada de eso...- musitó Jay.
-Ya, bueno. Señorita Gray, por favor, acompáñeme. Tenemos que ir a hablar con el director.
-Pero, Ida, es su cumpleaños y su fiesta y...
-Cállate, inútil. Aquí la que manda soy yo. Venga conmigo, cuanto antes vayamos, antes podrá volver a su fiesta.
Kath la siguió.
Margaret se volvió hacia Jay.
-Se supone que después tendré que llevarte yo a ti con el director.
-Pero no lo harás- averiguó Jay.
-No- el nerviosismo y la aceleración de su voz estaban empezando a asustar al chico- tienes, tenemos que encontrar el modo de sacar a Kath de ese despacho.
La voz de Margaret... Había algo que no estaba bien. No era sólo su preocupación, su insistencia. Era como si ese tono de voz ya lo hubiera oído Jay antes, antes de que ocurriera algo malo que era incapaz de recordar.
-Pero, Margaret, ¿qué pasa...
-No te puedo decir más- le interrumpió- sólo piensa qué podemos hacer. Y en Navidad, prométeme que seréis cautos, más que nunca.
-Margaret, yo... No entiendo nada y...
-Jay, por favor, puede que la vida de Kathleen esté en peligro.
Su mirada se heló. No, mierda, a Kath sí que no podía ocurrirle nada. Una serie de chispazos eléctricos se produjeron en la luz de la sala, los mismos que salían de los dedos de Jay.
Mientras tanto, la oronda prefecta había conducido a Kath hasta el despacho del director. El silencio y el temor, habían hecho que la chica volviera a sus cavilaciones. Esa visión... Y ese extraño hombre... ¿Quién podía ser aquel bebé robado? ¿Qué tenía de especial? ¿Tenía ese hombre algo que ver con Abby y su símbolo de la eternidad? Las preguntas se amontonaban y las respuestas no aparecían.
Al entrar al despacho, encontró al director sonriente recostado sobre su escritorio, junto a una alta y operada mujer y un hombre de pelo canoso, ambos vestidos con trajes de chaqueta.
-Señorita Gray.
Se levantó y se acercó a ella. La mujer y el hombre tenían la misma y extraña sonrisa retorcida.
-Éstos son la señorita Aurora Whitehead, y el señor Loick Greyback.
-Me suena su apellido...- dijo, más bien preguntando.
-Sí, mi hermano era aquel famoso político que desapareció- le dijo, su tono de voz enigmático.
-¿Y qué quieren de mí?
-La señora es enfermera, y el señor doctor. Vienen a hacerle unas pruebas de sangre. Tenemos que empezar a investigar su naturaleza, y qué mejor que empezar por su sangre.
La sentó en una silla.
Todo el cuerpo de Kathleen temblaba. Los vellos de su nuca se erizaban. Algo no estaba para nada bien, y no tenía un solo testigo, nadie que pareciera querer ayudarla en la habitación.
"Bueno, al menos no me van a asesinar en un Internado lleno de gente", pensó, tratando de tranquilizarse.
Pero... ¿Por qué no lo harían?


*Soul Man, es una parodia a esta escena de la serie de "Drake y Josh"

** El extracto de canción (traducida por mí del inglés), pertenece a la canción "Sparks Fly", de Taylor Swift. El personaje de Kathleen está basado en ella, y para la actuación lleva un vestido como uno de los que lleva Tay en el vídeo.



sábado, 12 de enero de 2013

Los quince blogs

FELIZ 2013 A TODOS Y TODAS, por si no lo había dicho antes y tal...
Esto NO es un capítulo, obviamente, pero me ha hecho mucha ilusión que me nominen y lo tengo que hacer. Muchísimas gracias a Fox-Face, del blog En las Alas del Sinsajo y a Apariencias Engañan, de Un Mundo que no es lo que parece por nominarme; y ambas son geniales y tienen unos blogs estupendos :)
Bueno... Las reglas son sencillas: elegir a los quince blogs que más te gustan, decir siete cosas sobre ti y a continuar la cadena así que... ¡Ahí va!
Los quince blogs:
BethKatil
Primer Vasallaje de los Veinticinco
Diario del Mar
Historias Entre Todos
Qué fue del Distrito 2
Ma Chérie Lady Artiste
Con un simple "Te quiero" habría bastado
A beautiful and happy world
Tiempo de Soñar
Real or not Real News
Calypso
 Las Historias de Luba
El rincón de Taylor Swift
La Historia de Yarah  es de la misma autora que Tiempo de Soñar, y, aunque no publique ya, la historia era de verdad buena
A golpes de vida digo lo mismo que del blog anterior :)

¿SON YA 15? Bufffff... Es que ahora mismo pensar más blogs... Mmmm...
Realmente todos los blogs que sigo (o quizás no siga pero sí leo) me parecen fantásticos eh... ¡Anda, sí he puesto 15 blogs! Milagro
Y ahora, ¡7 cosas sobre mí! que probablemente ni os importen, pero en fin... Me hace ilusión porque el 7 es mi número de la suerte, pero en 7 puntos no me caben todas las fantasías que se me ocurren.
1. Nací el día de San Valentín, por eso creo que soy tan romántica (aunque suelo leer otros géneros...)
2. Mi amor por la lectura lo heredé de mis padres; mi amor por la escritura es algo natural y totalmente mío.
3. Soy tímida pero cuando me conoces... Hablo hasta por los codos. De hecho, soy la "graciosa" en mi pandilla.
4. Aparte de escribir, me encanta pintar y el teatro; aunque increíblemente mis asignaturas favoritas son Matemáticas y Biología.
5. Hago maratones de películas Disney: ¡amo los dibujos animados!
6. De pequeña había unas chicas, lideradas por una niña a la que le caigo mal, que se reían de mí porque no me gustaba el reaggeton, porque estudiaba, porque no vestía como ellas... Por eso crear este blog y que a alguien le guste es como una especie de triunfo para mí.
7. Dicen que para dejar huella en esta vida tienes que plantar un árbol, escribir un libro o tener un hijo. Mi plan era hacer las tres cosas, ¿seré capaz?
Un beso y seguid soñando. Julia M.