jueves, 26 de septiembre de 2013

Capítulo 23: Asimetría (Pt. 2)

¡Hola! ¡Sorpresa! Espero que os guste esta última parte del capítulo, que me comentéis vuestra opinión.
Antes de irme, dos cositas: podéis seguirme en Tumblr, que me he hecho uno (Mi Tumblr pisioso); y, como veréis, así por la mitad del capítulo incluyo una canción. Es una canción que me gusta, y en cierto modo define los sentimientos de este capítulo. Quizás instaure esa nueva moda, ya que llevo haciéndo un par de capítulos. Podéis oírla mientras leéis el capítulo. Nada más, he sido directa. ¡Besos!
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  -¿Crees que conseguiremos rescatar a Kathleen y Jay?- Se interesó Sissie, removiendo su chocolate caliente con la cuchara.

  Estaban sentados en la mesa del jardín de Gaelle, en la delantera de una casa grande y decorada con muebles de anticuario. Según les había contado, el edificio tenía más de 150 años, habiendo pertenecido a los Plassmeyer desde la época victoriana. Lo cierto era que los ladrillos aclarados de la fachada y las ventanas de roble oscuro lo delataban.

  El jardín, al igual que el resto de la casa, había sido reformado y mantenido por Gaelle; pero seguía manteniendo un encantador aire inglés: el sauce llorón centenario proyectaba una agradable y violácea sombra a la entrada de la casa; el césped y el rosal crecían saludablemente; la pequeña fuente de piedra parecía enteramente un querubín rodeado de agua brillante; y la mesa en el centro enteramente había sido hecha para colocarse en aquel lugar.

  Keegan miró a Gaelle y Abby, enfrascadas en recoger los arreos de jardinería de Gaelle y regar un poco los arriates.

  -¿Por qué no podríamos? ¡Somos un gran equipo!- Y elevó un puño emulando a algún superhéroe de tebeo.

  Sissie le bajó la mano de un tortazo, frunciendo el entrecejo.

  -¿Ves?- Le recriminó, dejando de beber chocolate.- A eso me refiero. Crees que todo es una película americana sobre adolescentes que viven al límite y se enfrentan a un malo malísimo al que vencen al final de la cinta. Y todos vivieron felices y comieron perdices, ¿no?- Abrió los brazos, en aspavientos que pretendían ejemplificar alegría y felicidad extremas.

  -Perdona, Cecilia, pero solo soy optimista. No hay más.- El tono de voz de Keegan no era enfadado, sino más bien... Hueco, vacío. Una sombra de indignación cubría sus ojos cristalinos.- Hablas como si tú no fueras la rubia destartalada que se pasa la vida corriendo de aquí a allá, haciendo preguntas totalmente absurdas para alguien de tu edad y regalando amor hasta al portero de tu bloque de pisos.

  La había llamado Cecilia. Aquello solo ocurría cuando Keegan se enfadaba de verdad; aunque se repetía que su voz no sonaba a ello, no... Estaba herido.

  Keegan retiró su mirada de la expresión de tristeza de Sissie al oír sus palabras; y volvió a fijarse en la calle que pasaba frente a ellos: eterna, continua, monótona... Gente que circulaba de un lado a otro; un trajín de etnias y personalidades. ¿Se percataría ese hombre enchaquetado que corría- móvil en mano- a parar un taxi, de cómo Gaelle cortaba las espinas de las rosas pausadamente, con tranquilidad? ¿Sabría ver la pareja que cruzaba con parsimonia con el semáforo en verde que Abby era pelirroja natural? ¿O acaso notaría la chica de la bicicleta cuyas rastas ondeaban al viento la línea inexpresiva de pena que formaban los labios de Sissie por culpa de las palabras de su novio?

  Claro que no. Nadie se paraba a observar nada más allá de sus narices. Un pájaro cantando, un bebé riendo en un cochecito... Detalles del día a día que pasaban desapercibidos ante los ojos ajenos. Quizás, si alguien se hubiera detenido ese mínimo instante a ver lo que lo rodeaba, Gill y Cedric nunca habrían sufrido; ni Daniella tampoco. Lucy seguiría viviendo con su madre y habría formado una familia. Kathleen se habría criado con Gaelle, y juntas habrían buscado a Jay y Daniella; como era el plan de Gaelle, Cedric y Gill. Y, por ende, toda esa problemática en torno al rescate de ambos no estaría sucediendo. Pero claro, nadie hizo eso.

jueves, 19 de septiembre de 2013

Etéreo.



   Continué caminando de un lado a otro de la habitación, observando el techo y cuestionándome qué sería superior a él, a nosotros, a todo. Fijé mi campo de visión en aquella mosca que revoloteaba cerca de la ventana, buscando una salida. De repente, me sentí como ella.

  Desde nuestro punto de vista somos seres gigantescos e imprescindibles para que la Tierra siga girando sobre su eje. No nos queremos percatar de que algún día, llegará una mano mayor que nosotros y, con su fuerza sobrenatural, nos arrastrará al oscuro y mortífero eterno silencio. Que éramos nosotros los que girábamos para la Tierra, y no nos habíamos dado cuenta.

  Nuestra vida es tan pequeña, corta e insignificante que apenas suele merecer la mitad de las veces recordarla. Espera, no: quizás no todos descubramos importantes hallazgos que también se condenarán al vacío más absoluto al final; pero en algún mínimo instante de nuestra vida haremos algo, tal como sacar una sonrisa a alguien en un mal momento, que merecerá la pena. Por ello, siempre nos llorarán en nuestra última hora.

  Yo digo, sí, es terrible eso de que esta hermosa historia interminable tenga un último punto y que no siempre finaliza en el momento más acertado; pero, ¿qué más da? Una vez que partamos, nuestra lividez hará que el viaje sea menos pesado. No tendremos que volver a sufrir, ni llorar, ni preocuparnos de nada; tampoco seremos conscientes de lo que nos estamos perdiendo.

  Pero... ¿Y quedarte aquí, viendo cómo se evapora a Quién Sabe Dónde el alma, la inteligencia, la conciencia... De alguien que significaba algo para ti? ¿Cómo volver a encarar una vida en la que falta algo? Un puzzle nunca está terminado si se pierde una pieza, por muy vieja y descascarillada que estuviera.

  Sin embargo, ese puzzle empieza a formarse por otra parte. Al final, el dolor va cicatrizando y emerge una línea desigual sobre nuestra alma, tan débil que puede que un simple roce la reabra. Pero continuamos.

  El recuerdo de esa persona comienza a emborronarse: su voz se escucha como un sonido lejano, su cara es un cuadro que alguna vez colgaste en tu pared. Mas el dolor de su pérdida sigue ahí, casi palpable; aunque trates de fingir lo contrario.

  Todos estamos condenados a ser etéreas sombras en el recuerdo de alguien que también se volverá otra pieza etérea de este complejo puzzle llamado comúnmente "vida".

  ¿Para qué estamos aquí, pues? Bueno, sabe bien estar vivo y reír, a veces.

  La vida es un tren tan fugaz que es menester, cojas con ahínco; puesto que nunca sabes en qué momento llega tu parada. Es un viaje con billete de ida sin retorno al inicio de la travesía.










  Espero que os haya gustado, emocionado, hecho reflexionar; o simplemente que lo hayáis leído entero. Ayer por la noche murió una chica de mi edad que, si bien no era mi amiga, sí lo era de mi mejor amiga. Su muerte no me ha dejado tan deshecha como a ella, pero sí que pensaré y temblaré al recordar su cara por aún bastante tiempo.

  Descansa en paz, rubia.

jueves, 12 de septiembre de 2013

Típico, tópico, túpico.

  ¡Hola, caracolas! (creo que voy a tener que dedicarme a la poesía, compongo unos sonetos que ya quisiera Garcilaso de la Vega).

  Os avisé que tenía muchísimas ideas, estoy que me salgo (dos entradas hoy, por favor).

   Hoy he pensado que podría hablaros de los chicles.



-¿Chicles?

-Sí, claro, lo de los libros.

-Julia, querida, eso es un cliché.

... Bueno, pues eso, atendiendo a mi amplios conocimientos lingüísticos...

-...Y a la ayuda de Wikipedia...

-¿TE QUIERES CALLAR, MALDITO ALTER EGO?

  Sí, eso, según Wikipedia, "cliché" es un préstamo francés que se refiere a una frase, expresión, acción, o idea, que ha sido usada en exceso, hasta el punto en que pierde la fuerza o novedad pretendida, especialmente si en un principio fue considerada notoriamente poderosa o innovadora. Vamos, lo que vendría siendo un estereotipo o tópico en nuestra lengua.

  Los tópicos, o clichés son bastantes frecuentes en la literatura, especialmente en la juvenil; hasta el punto de que todo parece estar ya inventado. Por eso, se me ha ocurrido reunir todos los tópicos que yo me conozco dentro de los distintos subgéneros literarios.

  Atención: esta entrada es principalmente humorística, exagerada. Como dicen, todas las generalizaciones son falsas, y ésta es la primera; por lo tanto, todo lo aquí escrito son ideas que frecuentemente se repiten en muchos libros de literatura juvenil, pero no en todos los libros. Si vais a venir a criticar la entrada, alegando con ello que habéis leído tal libro en el que no se cumplían esos tópicos, por favor, leedla con un mínimo de sentido del humor. ¡Gracias! Un beso.


Tópicos de la novela fantástica.



1. O bien es la chica la que se muda a una casa maravillosa con su familia, y que al final resulta estar encantada (también a un internado o campamento oscuro para gente del mundo fantástico, ya como decida el autor); o es el interés amoroso de la protagonista el que llega al pueblo, todo en plan hiper misterioso.

2. El interés amoroso será sexy como para quitar el hipo, y oscuro, no sólo porque siempre vaya vestido en plan viuda, con camisetas y vaqueros ajustados en negro; sino porque habrá algo misterioso en torno a él. También es importante que sea sarcástico hasta la médula, con labia, experto en dejar a la protagonista en ridículo cada dos por tres.

3. La protagonista tratará de huir de él a toda costa, porque bueno, la aterra y la exaspera hasta decir basta; aunque en realidad tendrá sueños subidos de tono con él, ya que, siendo realistas, ¡está muy bueno! Y, por algún inexplicable motivo, el malote misterioso la persigue a todas partes, y hasta parece interesado en ella.

4. A la par, van sucediendo cosas raras en la vida de nuestra protagonista: sus poderes mágicos se desarrollan, se le aparecen vampiros y ángeles caídos como a quien se le aparece la vecina cotilla del quinto... Lo que sea. Se empieza a sugestionar y piensa que es culpa del malote que, cómo no, está metido en la refriega. Si ocurre algo a los familiares o amigos de la protagonista referente a su nueva naturaleza mágica, mejor: da más dramatismo a la trama. Los que sí deben desaparecer son los padres: no puedes irte a vacilar por los mundos fantásticos y a salvar a la raza humana con una madre dándote por saco para que vuelvas a casa, que hoy hay lentejas para comer.

5. Pues bien, que resulta que la prota, su proyecto de novio, o ambos son mágicos; y tendrán que aprender a desenvolverse en este nuevo mundo, ya que un malo malísimo o una maldición se cierne sobre ellos. (Sí, es que resulta que al final son unos seres súper especiales dentro del Universo).

6. Y así, mientras ambos se dan el lote, van conociendo a sus compañeros mágicos de todas razas y estilos, a la carta (yo quiero un hombre lobo, y yo prefiero un nephilim o un brujo) y preparándose para la guerra con el señor del Mal que querrá sumir a los mortales a la oscuridad.

7. Resulta que la protagonista descubre que es adoptada, o que sus padres la han estado engañando toda la vida, y está preparada para ser algo grande. Al final -claro, con ayuda de su novio irónico y sexy, y sus amigos- vence al señor del Mal. Porque sí, un señor invencible es derrotado por una mojigata de dieciséis años que hace quinientas páginas se creía normal.

8. La chica será una sosita de pronóstico que al final resulta una guerrera de las que pelean con uñas y garras; pero bueno, que como mucho tendrá un amigo o dos: o la amiga exasperante y mortal corriente; o el mejor amigo ideal que puede incluirse como el tercero en discordia, para crear un triángulo amoroso e incluir contenido moja-bragas a la trama.


Tópicos de la novela distópica.



1. Por lo general, la máxima protagonista será una chica de unos dieciséis, diecisiete años; y contará los hechos en presente- para crear más enganche a sus desventuras.

2. El escenario es una América post-apocalíptica con un nombre nuevo y ridículo, controlada por un gobierno corrupto y dividida en algos (llamados distritos, facciones, castas... dependiendo del tipo de partición que queramos hacer), cada uno teniendo una función a la que se dedican sus habitantes, para servir a nuestro gobierno malo malísimo. También en cada uno (o en el nuevo país en general), van vestidos de una forma: son ellos como las bandas de música, cada grupo con un uniforme hortero.

3. Pues bien, la protagonista se acerca a cierto evento en su vida, y puede darse de dos formas: bien viene de los barrios bajos, y por tanto escupe en la cara de sus líderes desde la primera línea, consiguiendo causar una revolución sólo por su actitud; o bien vive en su burbuja y el acontecimiento en su vida le hace darse cuenta de la sociedad opresiva en la que vive, convirtiéndose a rebelde entonces.

4. El antagonista principal será el gobernante de nuestra nueva América, y, por más que intente matarse mutuamente con la protagonista, ambos son como los gatos: tienen siete vidas. No la palmará hasta el último volumen de la trilogía (sí, porque otro punto importante es que debe ser una trilogía).

5. Entre guerra y guerra, la protagonista dejará las balas y los cuchillos a un lado para besuquearse con
sus intereses amorosos y causarse un cacao mental de a quién elegir: por un lado, está el dulce y fiel que la seguirá hasta el fin del mundo; y por otro, el sexy guerrero, marginado, que la ama incondicionalmente, pese a que nuestra protagonista nunca será bonita (aunque luego en la adaptación cinematográfica nos pongan a una modelo de Victoria's secret). Tras filosofar durante mil páginas, al final del último libro se decidirá por uno, por el favorito del público.

6. ¡Victoria! Nuestra heroína ha derrocado a su opresiva sociedad y ha instaurado la paz; con ayuda del pueblo y los rebeldes camuflados que va conociendo a lo largo de los libros. Macho, hay que ver, esto son chicas con dos buenos pares de ovarios: con dieciséis años, y machacando a gobiernos enteros como quien juega a Estratego.

7. ELEMENTO IMPORTANTE: Hay que ir incorporando gran cantidad de amigos y rebeldes conforme se sucedan los libros, ya que la gran mayoría habrán muerto al final de cada tomo. Aquí, como consejo, es que la muerte más dolorosa e injusta sea inversamente proporcional al cariño que se le coja al personaje.

8. La familia es un elemento muy importante y por el que la protagonista da la vida; pero como se los habrán cargado a la gran mayoría en cuestión de ochocientas páginas, nuestra heroína acabará por volverse una kamikaze, recuperando el sentido común a eso del epílogo final.


Tópicos en la novela romántica- género cliché por excelencia.



1. La protagonista será el estereotipo de perfección: rubia- o pelirroja, en su defecto- y de ojos azules- o verdes, en cualquier caso; con un cuerpazo. Es la capitana del equipo de animadoras, la alumna estrella que estudiará medicina (o alguna carrera que quieran los padres, pero que a ella no le guste), la mejor amiga y más popular, la hija modelo, la estilosa, la entregada a las causas sociales. Y, cómo no, su novio será el capitán del equipo de fútbol, aparte del más bombón y un chulo que, en el fondo, está obsesionado con acostarse con ella. El protagonista, por otro lado debe estar muuuuuy bueno, como para darte un síncope al verlo; morenazo, con moto, vestido con cazadora, camisetas y vaqueros. También se le pueden incluir piercings o tatuajes, y palabrotas en la boca todo el rato; eso a las lectoras nos seduce. Debe parecer que es un malote, pero en realidad es inteligente y un chico dulce y agradable.

2. La chica debe tener unos padres súper protectores, unas amigas obsesionadas con su faceta de chica perfecta... En fin, que es la niña perfecta cansada de ser niña perfecta. Y, ah, es importante que sea virgen (su primera vez tiene que ser con el protagonista, ¿no? Si no, esto no sería historia romántica ni ná).
El chico tiene que ser malote por alguna historia turbia y lacrimógena de su pasado, aunque la realidad es que está harto de hacerse el chulo. Y debe colocarse, fumar, beber, o algún vicio por el estilo; además que tiene que ser el típico que se lleva a todas las chicas al asiento trasero de su coche.

3. Pues total, que sus vidas no tienen ningún punto en común, hasta que tatatatataná... Los sientan juntos en el laboratorio (hay que ver los laboratorios de EEUU, en el mío lo más romántico que me pasó fue llenarme de vinagre y salir apestando a leche fermentada mientras hacíamos queso) y los ponen juntos para hacer un trabajo muy importante. La niña zapatea, llora y se queja, pero al final tiene que aguantarse y hacer el trabajo con el condenadamente sexy y borde chico malo.

4. MUY IMPORTANTE que se lleven mal, se suelten pullas y finjan que se odian aunque, en realidad, por donde están pensando "umm, qué guapo, ummm ¿dije yo eso?" Esto varía según el libro esté contado desde el punto de vista femenino o desde ambos (lo cual trae sus consecuencias, porque el punto del chico siempre es mejor).

5. Poquito a poco, del odio pasan al cariño y la amistad: un día se sinceran, la chica revela que no vive en el mundo de algodón que todos esperan; y el chico cuenta su desgarradora infancia (pero no, aún no hay morreo). Y por fin, después de negarlo al celoso novio, a los protectores padres y a las amigas cotillas, le sucede una penita muy grande, bien sea que el novio la deja tirada porque no quiere acostarse con él, bien porque se le ha caído la permanente; va al refugio (o lo halla por CASUALIDADES del destino; que al inicio del libro apenas sabían sus nombres y ahora tienen más encuentros que la Cyrus y MTV) del dulce, tierno, y chungo protagonista. ¡Y HAY MORREO! ¡FIESTA! ¡PARTY HARD!... Vale ya.

6. La chica se vuelve súper valiente y deja a su novio ninfómano porque ha descubierto que están
enamorada del otro (¿En serio? Creía que las bragas las mojabas porque aún no habías aprendido a usar el urinal.) y el chico malo no tan malo y la chica buena no tan buena empiezan una relación a tope de emoción.

7. Después de una relación preciosa (en gran parte porque el chico es un amor), la muchacha se ha transformado y es más cercana a los amigos de su nuevo novio que a los suyos. Hablando de eso, los amigos del chico son adorables y un poco viciosos, pero los que más ayudan a la protagonista al final.
Pero total, que nuestra protagonista, que todas las neuronas se le quedaron para los libros de texto, corta con él después de una tragedia. Y se arrepiente. Pasan tiempo separados, sufriendo en silencio, hasta que algo los lleva a unirse, vuelven juntos, la muchacha afronta sus dramas familiares, él soluciona su vida y finalmente se va a estudiar a la Universidad... Sus amigos en su sitio y un final de los de "vivieron felices y comieron perdices... ¿o no?"

8. Cosas que añadir: ha de haber un momento en el cual la chica se monte en la moto del protagonista y se sienta en plan "Uhhhh, zoy la máh malah".
Si se puede incluir una celestina (ejemplo, la psicóloga del instituto, la profesora del laboratorio/trabajo que los une...), como que mejor. Enriquece la obra.
El chico que es puro amor deja la droga/alcohol/tabaco/el algodón de azúcar por ella. Porque al final él lleva todo el testigo de la obra; ella es la mayoría de las veces una inaguantable niñata de papá (con amor, eh).
El chico también puede estar metido en mafia, en peleas o algo... Por descargar la adrenalina en algo.
Todos sus sueños se cumplen al final. Y se suelen quedar en una novela, ya que lo de hacer trilogía se vuelve pesado, siempre el mismo toqueteo (a no ser que cada libro tenga unos protagonistas distintos, ahí ya me callo.).


Creo que voy a abrir una plataforma para "Poner un chico malo en tu vida". ¡Están muy desaprovechados! Es pa' darle guantazos a la """"""""""""chica buena"""""""""""" hasta que pierda la consciencia.



Y bueno, esto es todo por hoy, amigos. Espero que os haya gustado, que haya sacado alguna risilla y que me comentéis qué os ha parecido, si creéis que falta y/o sobra algún cliché... ¡Lo que se os pase por vuestra cabecilla!

También comentar que os dedico esta entrada a todos los lectores. Si os ha gustado, podéis compartirla, tomarla para vuestro blog, FB... Sino, pues un beso y hasta otra.

Sorteo en el blog de "Dos Divergentes"

  ¡Hola! Quería avisaros que el lunes empiezo las clases, así que no sé cuándo subiré... En principio tengo bastantes entradas preparadas porque, aunque digo que este año será sabático debido a que es mi último año antes de Bachiller, todos sabemos que acabaré estudiando xDD.


   Pero hoy no vengo a hablaros de mí y mis cosas, sino de otra cosa: sí, de un sorteo.

  El sorteo lo celebran Cassia y Katris en honor a sus 450 seguidores en su fantástico blog (que tenéis en mi parte de afiliados, pero que os dejo por aquí): Dos Divergentes Mentalmente Desorientadas.

   Hay premios para dos ganadores: los dos primeros volúmenes de la saga Percy Jackson y los Dioses del Olimpo; y La lluvia en tu habitación (libro que, si habéis leído mi blog, sabéis que estoy deseando conseguir). 

  Se participa de forma muy fácil, y ya veis que los premios son jugosos. Si sois residentes en España, y seguís a estas chicas, yo de vosotros no dejaría pasar esta oportunidad.

  Bueno, al menos, yo lo voy a intentar.

  Nos leemos este fin de semana, besos.


                  Julia.




http://divergentesmentalmentedesorientadas.blogspot.com.es/2013/09/sorteo-sorpresa-450-seguidores.html

domingo, 1 de septiembre de 2013

Capítulo 23: Asimetría (Pt. 1).



¡Hola! Creo que he publicado relativamente pronto, ¿no? Me estoy poniendo las pilas en compensación a este verano de viva la vida que me he pegado... (Bien pensado, no es que sea mi obligación, pero me gusta dedicarme a esto:3). Lo de siempre, espero que os guste, que lo disfrutéis y que me comentéis vuestra opinión, ya sea positiva o negativa. (Quería decir que ha sido un capítulo que me ha resultado emotivo de escribir; me ha obligado a meterme en la piel de un padre, así que lo que vais a leer a continuación se lo dedico a mis padres. Os quiero, papás). ¡Gracias por todo, pequeñuelos míos!
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  -Warwick.- Escupió Jay, al ver delante suya al principal cabecilla de toda la trama, al hombre de los ojos inquietantes, al hermano de... A su tío abuelo.

  Warwick lucía una sonrisa ladeada, cínica, la cual abría todas y cada una de las arrugas de su rostro, confiriéndole aspecto de pasa rancia. Se acercó más a ambos, con paso lento, saboreando el sonido de sus mocasines sobre la descascarillada madera. Llevaba las manos tras la espalda, entrelazadas a modo de villano de película barato.

  -¿No crees que deberías alegrar un poco esa cara? Os estoy haciendo un favor.

  -Já. Ni siquiera sabes lo que significa esa palabra.- Le recriminó, enfrentando su mirada. Los ojos grisáceos del señor Plassmeyer le sonreían de un modo inquietante; a lo que él le respondía con unos ojos cargados de rencor y resentimiento.- ¿Sabes? Siempre lo supe. Desde el mismo instante en que me invitaste con una muy lograda amabilidad a no relacionarme con la señorita Gray; desde entonces soy consciente de que tú planeabas algo en nuestra contra.

  -Creo que lo exageras todo un poco.- Comentó, mirándose el brillante anillo de oro macizo que llevaba alrededor de su dedo anular.- Mis instrucciones eran por facilitaros las cosas: nunca os íbamos a dejar estar juntos, era mejor que os ignorárais. Pero parece ser que no sabéis seguir unas simples pautas. He aquí las consecuencias.

  -¿Cómo siquiera sabes que Kathleen y yo nos hemos tocado?

  Warwick se agachó y quedó de cuclillas con el rostro a unos centímetros del de Jay. Le susurró, en un tono mortíferamente bajo:

  -No hay que ser muy listo, querido Dennison: ahora mismo estáis con las caderas pegadas.- El aliento le apestaba a café y puros.- Pero de todas formas, allí,- Dijo señalando la estantería al lado del espejo-puerta- se esconde nuestro cuartelillo general, diríamos. Mi queridísima sobrina os pilló in fraganti cuando estábais dándoos el lote.

  Tomó la mano de Kathleen, que se hallaba con la mirada perdida en algún punto recóndito de la sala.

  -Mi linda señorita, ¿querría que empezáramos las extracciones de sangre con usted?- Acarició su sedosa mejilla, pasó sus rugosos dedos a través de los cabellos de Kathleen, enredando los dorados mechones por sus anillos.- Eso de ignorarme no hará que no la atrape. Es lista, como su madre. Tiene la misma cara de muñeca de porcelana, y la voy a subir a mi estante.- Su mirada se volvía sórdida y turbulenta, como el agua sucia del alcantarillado.

  El golpe vino sin que él se los esperara. El puño de Jay encontró su desahogo contra la nariz del pérfido director, que cayó sentado y pasándose las manos por la nariz. La rancia sangre le emanaba y descendía a través del rostro.

  -Apártate de ella, viejo verde.- imperó.

  -Mi querido Jay.- siseó el director, acercándose de nuevo hacia él. Su voz ronca se había aclarado debido a sus dedos apretando el puente de su nariz, en un nulo intento por cortar su hemorragia.- Creo que no te han enseñado modales, ¿eh? ¿No te parece que un puñetazo no es la forma más adecuada de recibir a tu tío abuelo?

  Jay tragó saliva, atemorizado por la fiera expresión de su tío. De vez en cuando tenía un pronto de fiereza; la valentía y la hombría se le elevaban hasta límites insospechados. Sin embargo, mirar a ese hombre que compartía sangre con él lo transformaba en un cachorro indefenso tirado en mitad de un campo lleno de perros salvajes.

  Entretanto, Kathleen continuaba con la mirada perdida en alguna parte: el recuerdo de esta ocasión era diferente a todos los anteriores.  No sólo estaba viendo a su antecesores y padres, sino que, además, podía... Oír los pensamientos de Cedric. Escalofriante.

  La vida es curiosa. Quiero decir, pasamos años y años viviendo, o más bien, "existiendo"; sin sentir un mínimo de emoción. Entonces, de repente, ocurre un suceso que rompe todos tus esquemas. Un cambio que te trastoca, te transforma, te obliga a madurar y hace que la emoción no vivida en todos esos años anteriores se concentre en un mismo y, aparentemente, eterno instante.

  No es que ese fuera mi caso, dado que desde que vi a Gill entrar por la puerta la primera vez, con el pelo recogido en una alta coleta de caballo y escondiendo sus manos dentro de las mangas de un ancho jersey verde manzana; mi vida comenzó a ser una espiral continua de emociones extremas: amor, odio, desconfianza, ambición, miedo, desolación, felicidad. Sin embargo, ahora, al verla tendida en este camastro de sábanas con olor a desinfectante, entiendo algo: todos y cada uno de los años que vivimos tienen su cometido. Puede ser que te pases décadas siguiendo un monótona rutina, o puede que cada día sea una ciega aventura; pero lo que es seguro es que todos tus actos terminan llevándote a un momento cumbre de éxtasis en el que comprendes que todo el sufrimiento mereció la pena.

  La habitación de hospital tiene un aire sobrecogedor, provocado en parte por la neblina rosácea que se genera gracias a las proyecciones de la luz exterior al pasar por la pequeña ventana. Mi corazón palpita con fuerza, desbocado, sintiendo la alegría y el nerviosismo circular a través de cada uno de mis vasos sanguíneos. Paso mis manos a través de mis desaliñados cabellos, y vuelvo a mirar a Gill: duerme plácidamente, descansando tras un parto algo complicado. Yo la oí chillar, suplicar, respirar entrecortadamente; y temí que no pudiera soportarlo. Pero lo ha hecho.

  Justo en este momento se abre la puerta, y entra Gaelle enfundada en su abrigo verde botella, acompañada de la enfermera que trae la cuna portátil con la bebé. Como si las hubiera oído, Gill despierta, luciendo una inmensa sonrisa en su rostro.

  La enfermera toma a la pequeña criatura rosácea, que duerme también plácidamente, y la deja descansar en los brazos de su madre. La han lavado, y ahora es la cosa más bonita del mundo. No puedo evitar la cortina de lágrimas que empaña mi visión. Me acerco más a la cama.

  -Cedric.- Me dice Gill. Irradia felicidad y paz, sosteniendo a la bebé como si fuera lo que lleva haciendo toda su vida.- Mírala. Es... Nuestra niña.

  La pequeña abre los ojos, y suelta un breve sollozo.

  -¿Quién es la niña más bonita del mundo?- le pregunto. Todos reímos.

  Tiene el poco cabello y la pelusa que envuelve su cuerpo tan rubia como el pelo de Gill; además de sus inmensos ojos verdes. Sin embargo, al reírse, aparece en su mejilla la sombra del mismo hoyuelo que me sale a mí.

  -Gaelle, acércate.- La invito, moviendo la mano en gesto afirmativo. La mujer se levanta y se acerca a nuestro lado. Gill me pasa a la niña y la cojo como si fuera el don más preciado del mundo, con sumo cuidado. En realidad, en mi mundo sí que lo es.

  Gaelle la mira, y se vuelve a emocionar.

  -Ha tomado lo mejor de ambos. Es tan hermosa, e inocente...

  -Kathleen.- Digo, de repente.

  -¿Qué dices cariño?- se extraña Gill. Me río al observar la extraña expresión que se le forma al elevar las cejas.

  -Tú querías llamar Catherine a la niña, bueno, pues sugiero Kathleen. Es otra variante.

  -¿Y qué te ha hecho cambiar de idea?

 Pura, casta, joven, inocente, inmaculada. Ese es el significado del nombre "Katherine", o "Kathleen"; y esas son las palabras que se me han venido a la cabeza para describir a mi hija, al verla envuelta entre mis brazos, esperando que yo la proteja de todo lo que le venga. Desgraciadamente, no podrá ser así; no podré ayudarle a abandonar su etapa de joven inocente. Pero sé que ella sola lo logrará.

  A Gaelle, en vez de contarle todo esto, solo le hago un gesto similar a encogerme de hombros. Las palabras no me llegan a los labios; aunque prefiero, de todas formas, mantener este secreto conmigo. 

  Gill se sorbe los mocos, me mira orgullosa, y comenta:

  -Creo que merece que su segundo nombre sea Lucy. Así tendrá un lazo con nosotros y otro con Gaelle, que va a ser su "madre no biológica". 

  Asiento.

  -Bienvenida al mundo, Kathleen Lucy Mitchell Freeman.- Le beso la coronilla y rompo a llorar.

  Le paso a Gill la niña, y ella la toma entre sus brazos, la abraza con fuerza y la besa. Se la da a Gaelle. Ella también llora.

  Beso a Gill en los labios, y ambos abrazamos a Gaelle.

  -Sabemos que la vas a cuidar bien, confiamos en ti. Os queremos a las dos.

  Gaelle se remanga las lágrimas, pensando que, momentos después, deberá fingir un ataque de pánico porque se supone que hemos huido mientras ella no estaba en la habitación.

  Toda mi vida, el camino pedregoso a caminar, la montaña a escalar... Tenía esta finalidad: traer a la pequeña Kathleen al mundo. No significa que no haya tenido otras funciones, ni haya hecho otras cosas; es solo que ella ha sido lo mejor que yo pude hacer alguna vez. Se revuelve entre los brazos de Gaellle, y me gustaría poder aconsejarle que sea cauta, advertirle que va a sufrir; pero que todo tiene su recompensa al final del camino... Por mala suerte, por mucho que le gritara, ella no me entendería. Mas yo sé que lo hará algún día.

  Permanezco abrazado a Gill, esperando el momento. Es gracioso cómo una habitación tan pequeña está tan llena de vida y muerte a la vez. Tal vez sea porque ambas van de la mano, para recordarte que una es el premio a su propio castigo. Paradójico todo, ¿no? Mi vida ha sido corta pero intensa, llena de grandes momentos; aún así, no le temo a la muerte, o eso creo. Tan solo me invade una ciega curiosidad por saber qué habrá al otro lado, qué será lo que vea.

  Ha llegado mi momento, les susurro a las tres mujeres que me rodean que las quiero y, entonces, una brillante luz se cierne sobre mí. Estoy preparado. Es mi último suspiro, y lo dedico a mi hija.

  Cuídate, pequeña. Por ti merecen la pena este sacrificio y todos los que hagan falta.