martes, 28 de octubre de 2014

Mis disculpas.


  Buenas a todo aquel (o aquella) que siga ahí, al otro lado de la pantalla, leyendo esto que vengo a decir. Quizás no sea importante, quizás prefiráis estar en otra parte; pero un motivo u otro os ha traído hasta aquí, ahora mismo.

  Dejando a un lado mi filosofía barata y mis alegorías dignas de preescolar, quisiera disculparme. ¿Por qué? Bueno, en realidad por nada; no tengo fijadas unas  fechas de escritura con vosotros. Pero también es cierto que prometí terminar la historia antes de empezar las clases.

  ¿Qué pasa? Las palabras se las lleva el viento, no hay más. Yo quería terminar la historia, pero veía poco interés por vuestra parte o por la mía, así que fui posponiendo el momento y nunca llegué a tomármelo realmente en serio. ¿Eso qué significa? Que ahora mismo me encuentro en un momento de parón.

  Tal vez vuelva mañana y me contradiga, pero por ahora quiero tomarme un tiempo. Abrí este blog con catorce años, cuando esta idea parecía lo mejor que se me podía ocurrir y de verdad pensaba que lo que yo escribía merecía la pena. Agradezco haberlo hecho, pero simplemente no encuentro ahora mismo fuerzas para seguir tan rápido. Es el final de una historia a la que, quieras que no, le he cogido cariño, y me gustaría escribirlo con calma; hacer las cosas bien. Al igual que me gustaría, después de todo, corregirla y arreglarla hasta que se convierta en algo que me guste de verdad.

  Me disculpo porque realmente, cuando inventé esta historia tenía otras prioridades y gustos que han cambiado bastante en cuestión de dos años y medio; y como perfeccionista exacerbada que soy, estoy obsesionada por dar lo mejor de mí para vosotros, que no sé si a estas alturas seguiréis esperando mis palabras o pasaréis de mí- como yo bien haría-.

   Quisiera, ya que estoy, agradecer a toda esa gente- que es bastante más de la que en un principio pensé- por haberme apoyado siempre y haberme alentado a continuar. Si no os nombro uno por uno y una por una, es porque sé que me dejaré nombres en el tintero. También muchísimas gracias a todos y todas los que habéis leído esta historia sin pies ni cabeza que se me ocurrió cuando aún ni sabía lo que era escribir de verdad (tampoco es que lo sepa ahora, pero ya reconozco que lo que yo hago desde luego que no es); porque, como siempre digo, vuestras palabras me han ayudado muchísimo, no sabéis bien cuánto ni cómo.

  ¿Es esto un adiós? Digamos que es un hasta luego, a la historia y al blog. Volveré pero no de manera continua- aunque ya sabéis que esto último nunca se me ha dado bien-, cuando tenga algo que decir. Terminaré la historia, y la subiré aquí cuando ya ni siquiera la recordéis. Como reto personal, como promesa. Llamadlo como queráis.

  Gracias, de nuevo, por el tiempo dedicado.

  Se despide, con amor, Julia.

jueves, 4 de septiembre de 2014

Capítulo 25: Enjaulados (Pt. 2)


  ¡Buenas, buenas, buenas! Como veis- o eso espero-, he publicado relativamente pronto (un mes es pronto para mí, ¿vale?). Y es que de aquí a que empiecen las clases, os voy a empachar a base de capítulos. Quiero terminar. Ya estoy escribiendo el siguiente, para que veáis.

  Espero que os guste, y por cierto, me he creado Wattpad, donde voy subiendo la historia ya corregida, revisada y ampliada; por darle un toque más de libro. Una vez la termine, supongo que dejaré este rinconcito para otros menesteres.

   No sé si  la canción elegida es la más apropiada; pero creo que encaja con el sentimiento de impotencia que quiero reflejar (y actualmente estoy muy enganchada a ella, todo sea dicho).

  Sin más dilación, he aquí la conclusión del capítulo 25. Chan, chan, chaaaaaaaán...




  -Debí haber entrado yo a buscar a Jay- se culpó Gaelle-. Warwick sería incapaz de ponerme un dedo encima.

  -Fue la elección de Daniella. Supongo que quería hacer algo por su hijo. No te culpes- la consoló Keegan, mientras caminaban a través de los espesos bosques.

  La carretera y un haz azulado de niebla los envolvían. Ya solo quedaban Gaelle, Abby, Louis y Keegan. ¿Qué podían hacer?

  -Quizá debiéramos arriesgarnos nosotros también.

  -¿Arriesgar, qué? ¿Una mujer de sesenta y seis años y metro y medio de altura qué tiene ya para arriesgar?

  -Has dicho que Warwick nunca te pondría un dedo encima.

  -Sí, pero...

  Una ráfaga de aire les sirvió de envoltura en aquellos momentos. Eran cuatro almas errantes, sombras perdidas entre la maleza. No había nada en ellos que pudiera ayudar a Kath y Jay.

  -Gaelle, yo solo digo- comenzó Louis, en un tono dócil-, que todo lo que podemos perder es a nosotros mismos. El que no apuesta alto no gana. Deberíamos correr el riesgo de entrar a por ellos.

  -¿Y nos defendemos con nuestras manos y puños, as?- terció Keegan.

  -Mi padre es policía. Sé dónde guarda su pistola. Gaelle, ¿qué tal si me acercas a casa un momento?

  Tenía razón. Solo podían perder su vida, que ya puestos, no era ni tan importante. No cuando se habían propuesto rescatar a sus amigos.

  Gaelle y Keegan aceptaron y lo acompañaron a regañadientes hacia el coche. El musgo que cubría los árboles lloraba. Tal vez fuera una señal de lo que se les avecinaba.

  Abby tenía un mal presagio. Warwick era, quizá, el menor de sus problemas. La mujer con la que compartía color de pelo y apellido sí que sería un problema.

  No tan lejos de allí como ellos se pensaban, dos jóvenes conversaban, heridos por el tiempo y la pérdida, en el suelo de una cabaña herrumbrosa.

  -¿Por qué te uniste a ellos, Brenton?

  Kathleen jugaba con sus rizos dorados, los cuales a estas alturas, se habían deshecho en hebras de un color pajizo.

  -Bueno, pasaron unos tests un tanto extraños- le explicó-. Decían que eran tests para valorar el nivel de concentración de los estudiantes, la inteligencia... Yo sabía que no era así. Las preguntas que nos pasaron eran nimiedades tales como "describe un bosque". Sin embargo, yo, fanático de Freud y del estudio de la mente, sabía la verdad.

  -¿Aquellos tests eran... Un método de captación?

  -Exacto. Buscaban psicópatas. Pero no esperaban que yo los buscara a ellos antes. Les dije que sabía la verdad.

  Un inerte silencio se coló entre ellos. La estancia olía a humedad y a recuerdos enterrados durante años. Brenton continuó hablando, más que para Kathleen, para sí mismo.

  -Acorralados como se vieron, me contaron toda la historia acerca de los Hijos de Agua y Fuego; y me obligaron a formar parte de la Hermandad. De lo contrario, mi hermana formaría parte de su hermosa colección de traidores.

  Un escalofrío recorrió la espina dorsal de Kath, al recordar la fosa común enterrada bajo el Internado.

  -Trabajé para ellos como investigador. Yo fui quien les conseguí la dirección de tu Orfanato, así como la de Jay. Podía soportar aquella vida, mientras mi hermana estuviera a salvo. Pero entonces, llegó el encargo: querían que matara a Abby. Para su madre y su tío no era más que un engorro, y temían que se fuera de la lengua. Además, ella empezaba a sospechar que la relación de Grace-Lucy y Warwick no era más que panem et circenses, una tapadera de cara al público para no tener que explicarles su parentesco. No querían que ella descubriera quién era Grace, ni que se pusiera a investigar al respecto.

  -Pero tú no les hiciste caso. Esa fue la norma que desobedeciste.

  -No. En un principio lo intenté, recopilé mil y un libros de género policíaco para que me inspiraran el modo más inocuo posible de matarla. Pero no fui capaz.

  -Ella te gustaba.

  -¿Cómo lo sabes?- inquirió él de pronto, arropado por el dolor y las sombras.

  -Se ve en tus ojos. No fuiste capaz de hacerlo porque te gustaba la mejor amiga de tu hermana.

  -Tienes razón. Llevábamos siendo amigos desde pequeños, hasta que desarrollé sentimientos hacia ella sin percatármelo. Warwick me puso límites: tenía una semana para deshacerme de ella. Debía conseguir llevármela al bosque, y allí matarla o la mataban ellos.

  Fuera se escuchaba el rumor de la lluvia, una vieja amiga que acompañaba a Kathleen en numerosas ocasiones. El cielo lagrimeaba de color plata, mientras Brenton seguía hablando en tono pausado.

  -Fuimos al bosque, en efecto. Cuando se suponía que debiera matarla, lo que hice fue darle un beso. Después de eso huí. Loick me encontró a través de la maleza, y me amenazó el cuello con un afilado sable. Le dije que no podían matarme, ni a Abby; ya que el último frasco de sangre lo había escondido donde jamás lo encontrarían. No se lo daría mientras no nos soltaran.

  Una sensación de vacío inundó la boca del estómago de Kathleen. "El último frasco de sangre"... Sería la sangre de su padre o de su madre. Su sangre, en cierto modo.

  -A Abby la dejaron libre, pero a mí me apresaron aquí mientras les decía dónde había escondido el frasco. Conforme pasaba el tiempo y veían que yo no soltaba prenda, decidieron agilizar el plan para encontraros. Pero no me matan, no mientras no diga dónde está el último resto de sangre de Gill y Cedric.

  Un trueno fulminante se oyó a lo lejos, como el grito de algún dios enfurecido en las alturas.

  -Así llamaron al Orfanato...

  -Lo siento mucho, Kath- gimió Brenton en tono roto-. Nunca quise hacerte daño. Solo quería proteger a quienes me importaban, no pensé que ello te haría daño. Supongo que somos más egoístas cuando se trata de un desconocido.

  -Está bien, supongo que es mi destino. Confinarme aquí hasta que decidan secarme por dentro y convertirme en un terreno yermo y baldío.

  -No necesariamente- replicó él-. Durante el tiempo que formé parte de la Hermandad, investigué cosas acerca de ti y de Jay. No sois como los anteriores Hijos. Hay otro vínculo aún más fuerte entre vosotros dos.

  -No entiendo.

  La lluvia acallaba la voz de Brenton, trémula y convertida en susurros perdidos.

  -No nacisteis como los anteriores Hijos, en el seno de una familia normal. Tú eres la hija de los anteriores Hijos de Agua y Fuego; mientras que Jay nació fruto de una violación. Él es hijo de dos personas que, en cierto momento, tuvieron algo que ver con la Hermandad que os persigue.

  Aquello que contaba sonaba a cuento chino, pero tenía razón. Ellos eran los especiales de entre los especiales.

  -Él se engendró desde el odio, el de una mujer siendo herida de por vida. Tú, por el contrario, fuiste concebida en el seno del más puro amor. Estáis conectados desde lo más profundo, ni siquiera los kilómetros pueden separaros.

  Eso significaba que la distancia, en lugar de debilitarla, le daba fuerzas. Ella era como el fuego que nunca se apagaba. La voz de su interior sí era Jay: él le estaba cediendo sus poderes, mientras tomaba parte de los de ella como en un círculo vicioso y eterno. Quizá no todo estaba perdido.

  De repente, se oyó un fuerte estruendo. La puerta de madera había cedido ante la caída de un rayo. Brenton sabía que aquella era Kathleen haciendo uso de sus mayores poderes, de los que ni ella misma conocía la mayor parte. Solo había necesitado ser conocedora de la grandeza de sus poderes para darles rienda suelta.

  Fuera, en el bosque, el cielo lloraba mares ácidos, mientras que rayos y truenos se cebaban con todo lo que hubiera a su alrededor. Al salir Kathleen a las inmediaciones, la lluvia arreció por donde ella pasaba, indicándole el camino hacia el Internado.

  -Vamos, acompáñame- le dijo a Brenton, alentándolo con un gesto de manos-. Tenemos un largo camino de vuelta y mucha gente a la que enfrentarnos.

  Después de dos años de confinamiento, Brenton Tanner volvía a salir al exterior, preparado para encarar a los que quisieron relegarlo a la nada. El ave Fénix sí que resurgía de sus cenizas.

  ***

viernes, 1 de agosto de 2014

Capítulo 25: Enjaulados (Pt. 1)


  ¡Buenas a todos y todas! Lo sé, lo sé... El último capítulo que subí fue hace seis meses, por lo que os traigo previamente un resumen general para refrescarnos a todos (incluyéndome) la memoria; y un pequeño esquema de personajes importantes. Igualmente dejaré una encuesta a la derecha para saber si seguís mostrando interés en conocer mi historia o, por el contrario, preferís que lo deje así. Yo soy alguien abierta a sugerencias. Sin más dilación, gracias por estos dos años (que los cumplimos el 7 de julio) y he aquí el capítulo 25:


  Kathleen Gray y Jay Dennison son dos chicos huérfanos que, aparte de compartir este vínculo, tienen poderes especiales: Kathleen "Kath", sobre el agua; Jay sobre el fuego. Además, Jay es capaz de volverse invisible en determinadas ocasiones y ambos pueden ver vidas pasadas, de personas desconocidas. Estas personas serán, como más tarde descubrirán, Gill y Cedric, los padres de Kathleen. Kathleen y Jay son los nuevos Hijos de Agua y Fuego, criaturas que velan porque la paz y el amor en el mundo se mantengan tal cual. Desde que se ven, sienten esta fuerte conexión. Pero Warwick Plassmeyer, director del Internado Brotherhood donde los han reclutado, les prohíbe que mantengan contacto físico, ya que Warwick y el resto de sus aliados (Loick, Aurora...) planean servirse de la sangre de Jay y Kathleen para ganar la inmortalidad. Por tanto, han de mantenerlos juntos para asegurar la salud de su sangre, pero nunca en contacto; pues entonces nunca se podrán separar ni podrán manejarlos a su antojo. En todo este lío, conocen a Abby, la hija de Grace (supuesta pareja de Warwick), quien finge estar enamorada de Jay, los espía y actualmente sale con Louis; y la pareja de sus mejores amigos, Keegan y Sissie. Por otro lado, conforme investigan averiguan toda la historia: Gaelle era la madre de Lucy (mejor amiga de Gill) y Daniella, y aliada de Warwick, su hermano mellizo. Al final, desistió de su plan contra Gill y Cedric, y los ayudó a escapar. En esta aventura, se perdió su hija Lucy (quien más tarde se descubre, es Grace, la madre de Abby); y Gill y Cedric se cambiaron de identidad y lograron huir, creciendo y madurando. Entretanto, Daniella y Gaelle volvieron a Londres, donde Daniella fue secuestrada, torturada y violada por la secta de su tío Warwick. Fruto de esta violación, a manos de Eric (hermano de Loick), quedó embarazada. Su madre y demás allegados lograron rescatarla, justo cuando iba a dar a luz. Gaelle había descubierto un terrible secreto: el bebé que esperaban Gill y Cedric era la futura Hija de Agua y Fuego; al igual que su futuro nieto sería el varón, Hijo de Agua y Fuego. Así, Daniella dio a luz y le robaron a su niño (sin embargo, debido a la ley de que "el primer humano que mire a un Hijo de Agua y Fuego a los ojos morirá", Eric, el padre de la criatura y su secuestrador, murió); y desde entonces ella ha vivido como Margaret, tratando de encontrar a su hijo. Gill y Cedric también murieron al dar a luz a Kathleen; pero dejaron a Gaelle encargada de ella. Esta la perdió, pero siempre le siguió la pista como Isabelle, una afable librera que cuidaba de Kathleen y Jay en la distancia. Finalmente, Kathleen y Jay descubren toda la verdad que los rodea, y han de enfrentarse al rencor que sienten hacia su "familia". Más tarde, son secuestrados por la Hermandad; y toda su familia (Gaelle, Daniella) junto a Abby (quien se ha vuelto de su parte), Louis, Sissie, Keegan y demás amigos, se vuelcan por salvarlos. Sin embargo, hay un topo infiltrado, y Sissie teme que sea Abby, a quien guarda algo de rencor desde que su querido hermano (amor platónico de Abby), Brenton, desapareció en compañía de ella. Por ello, Sissie tratará de ayudar a Kathleen y Jay por su cuenta. Y los demás, lo intentarán; pero solo lograrán (pese a todas las profecías) que Kathleen sea enviada lejos de Jay, y Daniella sea también secuestrada. ¿Qué pasará?




  El bólido 4x4 ronroneaba como un gigantesco tigre enjaulado a través de los peñascos cubiertos de musgo que se encontraban repartidos por aquel tétrico bosque. Kath, quien iba esposada y amordazada en la parte trasera, observaba el goteo que tintineaba sobre las ventanillas blindadas. Sería la humedad, se dijo.

  De repente, el coche dio un brusco frenazo y ella se golpeó la cabeza con el asiento del copiloto. Un punzante dolor le agitó la cabeza.

  "Ten cuidado, Kathy", le dijo una voz en su interior. Esa áspera voz... Era Jay, eso lo sabía. No entendía cómo, pero podían comunicarse incluso separados por las dos horas de distancia que tenían ahora mismo de por medio.

  -Bájate del coche, rubia- la llamó Aurora, en tono despectivo, desde el exterior.

  Kathleen la miró desafiante, y entonces la otra comprendió su incapacidad al estar atada de pies y manos. Corrió a liberarla, y la agarró fuertemente del brazo. Así salieron al exterior.

  Kath aún recordaba el oscuro a la vez que encantador bosque de la cabaña donde Jay y ella descubrieron las primeras señales de existencia de Gaelle. Las sensaciones de frío y humedad en el ambiente se repetían del mismo modo; pero aún así, había una sensación nueva: el miedo podía incluso olerse entre el fuerte perfume a tierra mojada que inundaba el páramo desolador. Había una extraña neblina que rodeaba una cabaña de las mismas características que aquella primera donde estuvo solo unos meses atrás, pero esta tenía tablones roídos y derrumbados por el paso del tiempo junto a su puerta cubierta de oxidadas puntillas. Los árboles, altos y muy verdes, deberían ser bonitos si los mirabas desde la carretera; pero en aquel plano, solo conseguían intimidar y generar un estado de congoja latente en Kathleen.

  -Espero que te guste tu nueva morada.

sábado, 1 de marzo de 2014

Book tag: "El olor de los libros"



  ¡HOLA, HOLA! ¿Qué tal estáis? He subido aproximadamente unos quince-veinte días después de mi última entrada, lo cual es todo un logro si te paras a pensarlo.

  Sí, tengo como ocho entradas en borradores pero es que no encuentro tiempo, inspiración o imágenes bonitas con las que terminarlas; así que he decidido que podría deleitaros (nah, en realidad no) con este book tag.

  Supongo que habréis visto estos cuestionarios literarios por toooodas partes; son como "Chloe":  proliferan. Pues bien, la cosa es que nunca había hecho uno y me apetecía subir alguno.

  Y como yo soy más chula que un ocho boca abajo... (+¿Un ocho boca abajo no es lo mismo, Julia? -Oh, calla, maldita voz interior) he decidido crear uno.

   Después de ver, los pecados capitales, las enfermedades... Pensé que había algo mucho más inherente a los libros y que todo lector amaba: su olor.

  Así que en este book tag, somos una loca (Sí, lo averiguasteis: yo) y sus olores favoritos siendo asociados con algunos de los demasiado pocos libros que ha leído a lo largo de su vida como lectora.

  Primero quería explicar el porqué de cada olor y la asociación a la cual mi mente ha llegado:

  1. Olor a colonia de Nenuco: la colonia que usaba de pequeña. Olerla es rememorar mi infancia.

  2. Olor a flores: siempre que pienso en este olor,  instantáneamente pienso en la primavera, el amor y la sensualidad.

  3. Olor acre: un olor que se mete de lleno en tus fosas nasales, horrible y que no soportas.

  4. Olor a palomitas: es un olor bastante común (los cines huelen a eso, de hecho) pero que sin embargo, gusta mucho.

  5. Olor a producto químico: los productos químicos desprenden un olor que se impregna en ti, y su mezcla puede  ser compleja, difícil y que si te toca, se quede en ti para siempre.

  6. Olor a gasolina: prefiero el olor a gasolina frente a por ejemplo, el olor de muchas flores. Lo cual es extraño, la gasolina no está hecha para deleitar con un irresistible olor; pero aún así, lo hace.

  7. Olor frutal: las frutas y su olor me ponen de buen humor. Me recuerdan el verano, el sol, los buenos tiempos.

  8. Olor a pintura: conozco tanto a gente que lo ama (una servidora) como gente que lo odia.

  9. Olor a madera: todos conocemos ese olor, pero a mí me suele pasar bastante desapercibido.

  10. Un olor sorpresa: solo diré que significa algo muy especial para mí. Es uno de mis olores favoritos.

  Bien, comencemos...


  1. Olor a colonia de Nenuco: un libro que marcara tu infancia.

  La trilogía "Fairy Oak". Esos libros me acompañaron durante unos cuatro años, soñé y disfruté con ellos. Las gemelas Periwinkle son muy especiales para mí. ¡Y en estos libros están mis primeros amores literarios!

  2. Olor a flores: el libro más tierno que hayas leído.

  Tenía un claro libro aquí, pero ya está pillado para la última pregunta, así que tengo que pensar algo distinto...

  "Rompiendo las normas". Trata el amor, pero no es un amor adolescente o algo de sexo, sexo, sexo. También de una relación preciosa, este libro encierra la historia de la superación personal, de afrontar los problemas y del amor familiar. Me emocionó por eso; así que creo que es justo que sea el más tierno que leí. Echo y Noah lo merecen.

  3. Olor acre: un libro que terminaras odiando.

  "El diario violeta de Carlota". Lo tuve que leer para el instituto y sinceramente, ¡qué pestiñazo! Resumen del libro: Carlota es una niña que se aburre y ve machismo donde no lo hay. Ah, y se cree una chica mala porque darse besitos con los chicos y beber Coca-Cola #real.


  4. Olor a palomitas: un libro muy típico que te gustara.

  "Química perfecta". ¿Chica buena con aparente vida perfecta conoce a chico sexy y malo, se enamoran y hay problemas? Más típico no lo hay. Aún así, tiene algo muy especial que hace que sea uno de mis libros realistas favoritos.

  5. Olor a producto químico: un libro complejo.

  "El niño con el pijama de rayas". Fue un libro... Impactante. Una historia inocente con un trasfondo doloroso.

  6. Olor a gasolina: un libro pecaminoso que aún así te gustara.

  En "The storyteller" hay prostitución, tráfico de drogas, asesinatos, violaciones y suicidios. Un libro que, no puedo decir nada por no spoilear, pero que es algo políticamente incorrecto. Aún así, lo amé. Gran libro.

  7. Olor frutal: un libro muy fresco y alegre en general.

  "Sabrina: 1- El mundo: 0". 500 y un pico de páginas riéndome a carcajada limpia. Y tuvo un final feliz. Es un libro que me gusta por eso, porque me divirtió muchísimo; todo un soplo de aire fresco.

  8. Olor a pintura: un libro que muchos amen, y otros muchos odien.

  Sin duda, "Leal". Yo me encuentro en el grupo de gente que apoya y le gusta el desenlace a la trilogía "Divergente", pero puedo asegurar que este libro es muy controversial (sobre todo, querida Roth, por tu doloroso final. Pero yo te admiro igual).

  9. Olor a madera: un libro que pasara sin pena ni gloria para ti.

  "Hush, hush". A ver... No lo odio. Pero digamos que paso de continuar la saga. Entretenido, pero simple y con unos personajes exasperantes.

  Y ahora.... CHAN CHAN CHÁN

  10. Olor a libro nuevo: un libro muy especial para ti.

  "Bajo la misma estrella". Ese libro fue un antes y un después para mí, le doy las gracias por haberme dado un infinito en los días contados en los que lo leí (Nivel friki: muy alto ahora mismo). 

  No sabría expresar en palabras lo que este libro significa solo que, si no lo habéis leído... ¡Corred a por él!
















   ... Y esto fue todo. Espero que os gustara y si alguno (en un hipotético caso) quisiera hacerlo, os amaría siempre. Es probable que no, pero por lo menos espero haberos divertido.


   ¡Por cierto! Mirad lo que las chicas del blog Born to be a bubble tan generosamente me han hecho. Os animo a todos a pedírselo si tenéis que hacer portadas para vuestras historias. ¡Son súper atentas! *Me enamoro*



  ¡Nos vemos en otra! Comentad y compartid :).



domingo, 2 de febrero de 2014

Capítulo 24: Violetas (Pt. 2)


  ¡Buenas! Primeramente, FELIZ NAVIDAD, PRÓSPERO AÑO NUEVO Y OS DESEO LO MEJOR; ya sabéis, esas cositas que debería haber deseado hace un mes pero... Mejor tarde que nunca :-). La cosa es que me fue genial en las notas, así que decidí dedicarme en las vacaciones a pasar de todo. Probablemente no os acordéis de nada, y lo más seguro es que ya nadie lea esta historia...
En serio, sé que os aburre esperar y que todos habréis abandonado el intento, porque yo lo haría. Pero yo sigo escribiendo para quien quiera leerme. Y pueeeees, un medio capítulo más. Espero que os guste y que si no, me digáis qué es lo que está mal. Muchísimas gracias por todo, un beso a todos.

 PD: no sé si os gustará la canción que elegí para este capítulo, pero creo que define cómo se siente Jay en este capítulo. Y aparte de eso, con esta canción escribí los siete primeros capítulos de la historia. Se merece un premio la pobre^^

****

  Un golpe en seco proveniente de la puerta llevó a Kathleen y Jay a deshacer su abrazo, y mirar asustados hacia el monstruo de pelo cano y traje de chaqueta que los observaba con el mismo aspecto que un vampiro observa a una pobre virgen en mitad de la noche: los ojos sedientos de sangre, la mandíbula ligeramente ladeada a causa de la pérfida sonrisa.

  -Hora del adiós, tórtolos. Por favor, no me lo hagáis demasiado vomitivo.

  -Pero...- Ambos abrieron mucho los ojos. A Jay casi ni le salían las palabras.- ¿De qué habla?

  Un golpe tras de él, y sintió sus manos siendo aprisionadas por un par de esposas. Se volvió para encontrar a Loick mirándolo fijamente. Su... Tío. ¿Por qué no podía tener una maldita familia normal?

  -¿Qué tal, sobrino? ¿Te han dicho alguna vez que tienes la misma nariz que tu padre?

  Jay le propinó una patada en plena entrepierna. Loick gritó y lo soltó, cayendo de bruces contra el suelo.

  -¡Jay!- Kathleen se agachó a su lado y trató de quitarle las esposas; pero solo consiguió que las esposas, que ardían como el carbón en llamas, se congelaran.

  Fuera tronaba con fuerza y la lluvia asediaba el paisaje, pero a la vez hacía un calor sofocante. Los poderes de Kath y Jay estaban en contraste, luchando por sobreponerse uno sobre otro. El agua y el fuego nunca podrían tocarse, o se destruirían uno a otro. "Nunca podrían tocarse", quizá sí deberían hacer caso a aquella serpiente retorcida cuando les dictó que nunca mantuvieran ningún tipo de contacto físico.

  Warwick tomó con fuerza a Kathleen por los antebrazos.

  -¡Eres como un maldito grano en el culo! ¡Ni tu madre era tan puñetera!