lunes, 28 de septiembre de 2015

Capítulo 28: ¿Qué significa "familia"? (Pt. 2)

Lo dicho siempre, espero que lo disfrutéis y muchísimas gracias. Esto no continuaría de no ser por el apoyo :)



 -Maldita plancha- se exasperó Sissie, peleando con su plancha del pelo en un intento inútil por alisarse el flequillo-. ¡Justo hoy se tenía que estropear!

  Kath rió al tiempo que iba a abrir la puerta. Tras ella, apareció Vanessa engalanada con unos pantalones pitillo rojos y una blusa a la sisa azul marino.

  -¿Aún estáis así? Va a terminar el acto y seguimos aquí.

  Sissie le sacó la lengua, al tiempo que se abrochaba su vestido rosa palo.

  -Las estrellas siempre llegamos tarde, ¿no lo sabías querida?

  Las tres amigas se unieron, entre risas, en un abrazo y salieron de la habitación. Unos ojos azul hielo las observaban desde el otro lado del pasillo. ¿Cuándo sería perdonada? Si es que llegaban a
perdonarla alguna vez, claro está.

  Abajo, en el patio, habían montado unas mil sillas enfrente de un escenario improvisado, sobre el que Daniella debería hablar frente a los quinientos alumnos del Internado, el claustro y algunos periodistas locales que se habían colado para el momento.

  -¡Jay!- gritó Kathleen cuando vio al joven junto a su madre, luciendo chaqueta y corbata.

  Jay le mostró una hermosa sonrisa cuando llegó a su lado, y le dio un pequeño beso en la cabeza.

  -¿Y Abby?

  Kathleen se encogió de hombros.

lunes, 21 de septiembre de 2015

Capítulo 28: ¿Qué significa "familia"? (Pt. 1)

  ¡Hola! Espero que estéis disfrutando de esta historia, si es que sí dejádmelo saber aquí, en Twitter, en Ask... Como veis, se van publicando cada semana, así que estad pendientes, ¡quedan dos capítulos! Un beso y tened un maravilloso día.




  Habían pasado varios meses cuando Jay por fin se decidió a ir al cementerio local, puesto que apenas había sido capaz de estar presente durante el funeral de su abuela. "Es curioso", pensó, "he llegado a querer a mi abuela en unos meses como si hubieran sido años."

  Tal vez el cariño no era directamente proporcional al tiempo que conocías a alguien, o a los lazos sanguíneos que te unían a esa persona. O quizás fuera cierto que Jay experimentaba el amor de la forma más pura, pero no solo con Kathleen, como le habían vendido.

  El cementerio se hallaba vacío a aquellas horas de la mañana, y una espesa neblina gris cubría el mausoleo de los Plassmeyer. Aunque no era allí a donde se dirigía, sino a una pequeña y humilde tumba de mármol blanco no muy retirada de allí.

  Cuál no sería su sorpresa al vislumbrar una sombra sobre la tumba. ¿A quién- aparte de a él- se le ocurriría ir a esas horas de la mañana un domingo al cementerio? La mata de pelo escarlata recogida en una trenza le dio respuesta sin necesidad de que viera la cara de la persona que allí se encontraba.

  -Hola- musitó Jay, al acercarse.

  Abby se giró y le dedicó una tímida sonrisa que iluminó sus mejillas, tiñéndolas de rosa.

  -Hola.

  Ambos se quedaron en silencio durante unos minutos, observando la tumba de su difunta abuela, sin saber cómo actuar. No habían vuelto a cruzar palabra desde que salieron del hospital. Habían labrado su relación en torno a silencios prolongados donde se gritaban todo lo que deseaban decirse.

  -¿Esas violetas las has traído tú?- inquirió, observando las flores que descansaban sobre la lápida.

  -Sí- contestó Abby de forma tímida, dejando que el frío aire mañanero los envolviera antes de volver a hablar-. Guardan un significado especial para mí y, supongo que en cierta manera para ella también.

lunes, 14 de septiembre de 2015

Capítulo 27: Renacer (Pt. 2)

  ¡Hola! Si todo sale bien, esta entrada debería publicarse porque la he programado, pero no prometo nada. (voy a intentar estar por aquí aunque hayan comenzado las clases). Yo nunca incumplo mis promesas, ya lo sabéis (si es que seguís leyéndome, claro). Espero que disfrutéis la historia, un beso y muchisisímas gracias por seguir ahí tras tres años.

PD: Espero que os guste la canción, habla un poco de cómo se sienten los dos últimos personajes que aparecen en este capítulo en estos momentos.



  Jay, Daniella y Kathleen no eran los únicos pacientes en aquella planta a los que se relacionara con el misterioso caso de una secta corrupta formada por la élite de Londres. Unas cuantas habitaciones más allá, una joven pelirroja escribía en un cuaderno de tapa dura mientras descansaba en una cama.

  Siempre temí que mi madre no se sintiera orgullosa de mí, pero nunca imaginé que acabaría siendo yo la que no pudiera sentirse así por ella. ¿Quién me diría que perder a mi madre supondría encontrarme a mí misma? Ahora mismo, solo me arrepiento de no haber descubierto a tiempo quién
era Gaelle Milner; teníamos muy poco tiempo para decirnos muchas cosas. Quizás la vida consista en eso: una carrera a contrarreloj.

  De repente, oyó pasos y cesó de escribir. ¿Quién querría ir a verla en aquellos momentos? La única persona a la que creía importarle había resultado un impostor, había maquillado sus pérfidas intenciones con hermosas palabras y mimos hacia ella. Lo único que aún la quemaba por dentro era saber si se había acercado a ella antes o después de ingresar a la Hermandad; porque desde luego que si había ingresado por su culpa, no podría perdonárselo nunca.

  Cuál no sería su sorpresa al ver pasar al torbellino de pelo rubio platino entrar con una sonrisa de oreja a oreja.

  -¡Zanahoria! ¿Cómo te encuentras?

  -Con dolor de cabeza hasta que llegaste tú- le respondió, haciendo un amago de sonreír-. Ahora tengo jaqueca.

  Sissie profirió una sonora carcajada y esperó hasta que Abby se levantó para abrazarla tan fuerte que se le cortara la respiración.

  -Espero que esto cuente como un "lo siento".

  -¿Lo siento?- Abby se extrañó-. Pensaba que la que te debía una disculpa era yo. Nunca he sido, ejem, lo que se dice un ejemplo de buena amiga.

  -Querida Abigail Rumsfeld, eres una borde de mierda y tienes un humor de perros el noventa por ciento del tiempo, pero no eres una mentirosa. Después de todos estos años de amistad, no me fié de ti y siempre te culpé de la desaparición de Brenton. Aunque bueno, en parte sí fue tu culpa.

lunes, 7 de septiembre de 2015

Capítulo 27: Renacer (Pt. 1)

  ¡Buenas! Espero no ser un paquete del todo y que esta entrada se publique para cuando la tengo programada. Para cuando leáis esto, lo más probable es que la historia esté terminada y todas las entradas programadas, así que aprovecho para deciros ahora lo que pensaré en ese momento, porque lo pienso siempre: si no fuera por esta historia, por este blog, y por vosotros/as, yo hoy día sería alguien muy diferente. Así que gracias por haberme ayudado- de manera inconsciente- a crecer como persona. Un saludo y os deseo lo mejor para este curso, estudiéis o no.



  Cuando Kathleen abrió los ojos, se encontró con una pareja feliz mirándola y sonriendo; pero rápidamente la pareja se transformó en un techo con olor a desinfectante y luces blancas. ¿Dónde estaba?

  Se miró el brazo y tenía conectada una vía con suero: estaba en el hospital. Verdad, ahora de repente todos los recuerdos se agolparon en su mente a modo de balas que la iban perforando.

  La puerta se abrió y pasó una mujer de piel oscura y pelo rizado, que vestía un uniforme verde y sonreía continuamente.

  -¡Vaya, señorita Gray, por fin despierta! Mi nombre es Thelma, y seré su enfermera. Voy a pasar a retirarle el suero- y desenganchó la vía de su brazo, limpiándole la minúscula herida con un poco de algodón mojado en agua oxigenada.

  Kathleen observaba de manera distante a aquella vivaracha mujer. Su cuerpo se hallaba en aquella diminuta habitación de hospital, pero su mente vagaba por todo lo que había vivido en cuestión de dos días.

  -¿Cuánto tiempo llevo dormida?

  -Unas catorce horas, señorita. Al parecer tenía sueño acumulado, pero su salud está como un martillo.

  -¿Hay más gente por aquí...?

  Se oyó el sonido de pasos afuera, y un muchacho entró en la habitación, arrastrando un gotero consigo.