lunes, 5 de octubre de 2015

Capítulo 29: ¡Larga vida a las paredes que derrumbamos! (Pt. 1)

  Este será el último capítulo, lo siguiente que suba va a ser un epílogo que puede que os confunda más que nada, pero era necesario. Gracias a quienes aún quedéis por ahí.


  Todo un año había transcurrido desde la última vez que Kath vio a la señorita Tilman, durante la presentación de Daniella como directora. Esta vez, ella había vuelto al Internado para asistir a su graduación. ¡Qué emoción!

  Si todo salía bien, el próximo año Kathleen asistiría a la Universidad de Oxford a estudiar Lengua y Literatura Inglesas, con el sueño de ser escritora en un futuro. Estaba deseándolo.

  -¿Qué tal vais, chicas?- preguntó Vanessa desde fuera de la habitación.

  -Estamos esperando a Kath- respondió Abby, recostada sobre la cama hojeando una revista.

  -Te vas a arrugar toda la toga, tonta- le riñó, entre risas, Sissie-. ¡Vamos Kathleen!

  Kathleen se colocó un colgante de plata con una "G" pendiendo de la cadena. Se la había entregado Daniella, parece ser que apareció en casa de Gaelle. Daba igual si la "G" era por Gaelle o por Gill, ambas habían sido dos mujeres fundamentales en su vida aún sin ella saberlo; necesitaba llevar ese collar aquel día.

  -Ya estoy- dijo, al fin-. Podemos irnos.

  Y las cuatro amigas salieron juntas, riendo. Probablemente no volverían a compartir clases: Vanessa se iba a Cambridge, Kath a Oxford, y Sissie y Abby permanecían en la Universidad de Londres.

  El patio principal del Brotherhood volvía a estar engalanado, y de nuevo había muchísimos rostros sonrientes mirando a la zona de Kathleen, que tomó asiento junto a Jay.

  -¿Estás entusiasmada?- le preguntó él, apretando sus manos con cariño.

  Kathleen observó unas filas más atrás, donde Sue Tilman le sonreía enormemente. Había creído conveniente cederle el lugar de familiares a Sue; después de todo, había sido su única familia durante muchos años.

  -Tengo un poco de miedo por lo que pueda venir.



  -¿Por qué?- se extrañó Jay-. Hemos estado en problemas mayores que este, pequeña.

  Daniella subió al escenario, se aclaró la garganta y comenzó a hablar:

  -Bienvenidos, bienvenidas. Me complace poder presentar el acto de graduación por primera vez. Estoy muy orgullosa de todos y cada uno de los alumnos y alumnas que hoy van a pasar por aquí, pues cada quien ha afrontado una lucha personal por superarse día a día y eso es meritorio de mucho más que un simple diploma. Sin más dilación, que procedan a subir conforme los vayamos llamando.

  Robert Abrams

  La ceremonia transcurrió con total normalidad conforme subían al escenario Vanessa Cartwright, Kathleen Gray, Keegan Lloyd... Aunque, un momento, ¿dónde estaba Jay Dennison?

  De repente, la melosa voz de Daniella dijo con pausa:

  -Ahora, un alumno muy especial para mí, Jay Milner.

  ¡Lo había reconocido como su hijo! ¡Lo había hecho!

  Jay subió, abrazó con fuerza a su madre y tomó sitio al lado de Kathleen. Se alegraba por él, claro que sí, pero momentáneamente sintió una pequeña punzada de celos...

  Tras haber sido nombrados todos los alumnos, llegó el turno de las fotos, felicitaciones y elogios. Abby estaba en mitad de alguna broma con Callum y Keegan cuando la sorprendió una mano por detrás.

  Su corazón dio un vuelco cuando se giró y se encontró con Brenton. Había estado los últimos seis meses en Canadá, no esperaba encontrarle allí.

  -Vaya, Brent... Has vuelto. Me alegra muchísimo.

  -¿No esperarías que me perdiera esta fiesta, verdad?

  Ella rió nerviosamente.

  -Brenton- comenzó, retorciéndose mechones de pelo en torno a un dedo-, ¿recuerdas que te dije hace más de un año que necesitaba tiempo?

  Él asintió, dubitativo. En torno a ellos dos había formado un jolgorio tremendo, pero se había creado una especie de cúpula silenciosa que los envolvía y hacía que no oyeran nada más que sus propias respiraciones nerviosas.

  -Pues creo que cometí un error. Pensaba que nunca iba a superar lo de Louis, pero en realidad siempre me has gustado tú.

  Brenton esbozó una enorme sonrisa, y sus ojos se iluminaron.

  -Sabes que llevo muchos años colado por ti, Abby Rumsfeld. Así que, espero escuchar un sí cuando te pregunte si te gustaría salir conmigo. Oh, ya sé que estas cosas te hubieran gustado más con catorce años, pero espero que me disculpes por llegar una media de tres años y medio tarde.

  Por fin, después de toda una vida, Abby creía haber recuperado a quien siempre la quiso, con sus luces y sus sombras. Esta vez nada ni nadie iba a hacer que perdiera esa oportunidad, de eso estaba segura.

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